Yaqui Andrés Martínez, pionero de la corriente terapéutica
existencial en México en esta entrevista amablemente nos compartió un poco de
su experiencia personal que lo llevó a encontrar su verdadera pasión y
posteriormente fundar el Círculo de Estudios en Psicoterapia Existencial.
J.M. Yaqui, tú como psicoterapeuta existencial y como
líder del circulo existencial ¿hacia dónde crees que debería de apuntalar la psicología
clínica en México?
Y.
Me parece que debería de apuntalar hacia el reconocimiento de las
diferencias sin intentar convertirlas a una misma línea,
sino poder validar las diferencias y fomentar vías de comunicación entre unas y
otras formas de pensar. Para ser muy específico, voy a poner un ejemplo:
nuestro país tiene muchísima población indígena que en realidad son muchos
grupos muy diferentes. No puedes comparar a los tarahumaras con los mayas, son
otra cosa, piensan de otra manera, etc.
En
la misma ciudad de México no piensan exactamente igual los de Polanco que los
de Pedregal, que los de la Condesa, que los de Coyoacán. Tienen formas diferentes
de pensar, valoran cosas diferentes. En el mundo y también en México ha habido
una tendencia en la psicología a uniformalizar las visiones, como si todos tuviéramos
que pensar de la misma manera. Como si lo “saludable” fuera lo mismo para unos
y para otros. Es fundamental poder desarrollar esquemas de psicología que no
intenten convertir a todos a lo mismo, que se validen las diferentes formas de
pensar y que en vez de intentar construir una forma única, se construya una
forma de comunicación para poder respetar y validar las diferencias y encontrar
formas de convivencia, aun desde la diferencia. Yo creo que la psicología tiene
un factor fundamental, porque de alguna forma promueve un cierto ideal de cómo
el ser humano debiera ser, así que tenemos un papel importante en esa
dirección.
J.M.: Desde tu punto de
vista, ¿crees que la propuesta
existencial lo valida y lo visualiza de esa manera?
No
creo que sea exclusivo de lo existencial, creo que hay otras propuestas, pero
no todas. Hay algunas propuestas terapéuticas, entre ellas la existencial, por
supuesto, que subrayan dos cosas: la importancia de la filosofía y con eso la
importancia del pensar bien. Y a ¿qué me refiero con pensar bien? A pensar,
incluso, cuando no es cómodo pensar, cuando nos puede hacer sentir torpes o
poco hábiles, o cuando nos puede hacer sentir incluso dolidos. Entonces, la
filosofía nos invita a pensar de una manera valiente, a atreverme a pensar
cosas incómodas que normalmente preferiría dejar del lado. Entonces, hay
perspectivas psicológicas, entre ellas la existencial, que ponen en primer
lugar la filosofía. Hay que detenernos a pensar las cosas y a reflexionar.
Otra
cosa que hace que la perspectiva existencial sea especialmente útil, es la
perspectiva relacional. Considera que todo lo que somos es red de relaciones,
que todo el tiempo estamos en relación con los demás y que no podemos no
relacionarnos con los demás, porque eso es lo que somos: las relaciones con los
demás. Entonces, al poner el centro en eso, no puedes evitar estar
reflexionando cómo te relacionas, ¿qué estilos o qué formas de relacionarse promueven
una buena convivencia? ¿Qué estilos o formas de relacionarse no promueven una
buena convivencia? ¿Qué estilos de relación te hacen sentir mejor contigo mismo?
¿Qué estilos de relación no te hacen sentir bien contigo mismo? Me parece que
estas dos estrategias que son de la terapia existencial, pero no
exclusivamente, hacen a la terapia existencial un enfoque de vanguardia, porque
nos invitan a pensar filosóficamente y a reconocer nuestra relacionalidad. Si
hay algo que distingue a la perspectiva existencial de otros enfoques, es que
es uno de los pocos enfoques, no único, que considera que la psicología debe
ser filosófica antes que médica, aunque puede llegar a ser médica también, pero
antes debe ser filosófica y partir de las relaciones. Debe partir de entender al ser
humano desde sus relaciones, porque si entendemos meramente la sociedad, esto
es sociología y si partimos del individuo para consigo mismo es biología. Entonces,
la psicología es tener un lugar intermedio en dónde está la relación entre lo
biológico y lo social. La eterna pelea si somos más biología o si somos más
cultura se equilibra en la psicología, porque no tiene que elegir la cultura y
no tiene que elegir la biología, puede elegir la relación entre la biología y la
cultura. Desde allí, creo que la perspectiva existencial tiene una ventaja al
centrar su estudio en esa relación.
J.M.: Con lo que estás diciendo,
me haces pensar en la Universidad. ¿Tú cómo consideras que debería de ser un
universitario de psicología cualquiera que esta Universidad sea?
Cuando
estamos estudiando psicología estamos estudiando, bien o mal, una imagen del
ser humano. Creo que en todas las Universidades la carrera de psicología
debería de partir de decirle a los alumnos “esto es lo que van a estudiar durante
cuatro años, cinco años (o los que sean)”. Van a estar estudiando una forma de
ver al ser humano, a partir de eso vamos a entender qué es “disfuncional”, “malo”,
“negativo” o “patológico”; qué es “bueno”, “positivo”, “sano”, “conveniente” o
como le quieran llamar. Cómo se pasa de lo positivo a lo negativo y cómo
podemos pasar de lo negativo hacia lo positivo. Me parece que la carrera de psicología
debería de dejarle muy claro eso a los alumnos, y una vez que lo tengan claro,
que puedan ver que hay diferentes formas de entender qué es un ser humano y
desde allí que hay diferentes teorías de
la motivación, del aprendizaje, de la percepción, de la personalidad, de la
salud, de la enfermedad.
Entonces,
creo que el problema de las carreras es que se brincan el primer paso para
llegar directo a las teorías sin explicar por qué es tan importante que veamos
las teorías. Van directo a explicarlas y a veces se enfocan en dos o tres
teorías como si fueran las únicas o, peor aun, como si hubiera otras, pero esas
otras son basura, son meros pasatiempos, etc.
Yo
entré a estudiar psicología, porque leí “El
hombre en búsqueda del sentido” de Victor Frankl. Inicialmente quería
estudiar ciencias de la comunicación, pero cuando leí ese libro, que iba a
finales del 6º de prepa, dije yo quiero hacer esto, entonces me cambié para
estudiar psicología. Ya estando estudiando me la pasé esperando volver a ver
algo de Victor Frankl alguna vez. Cuando estaba en 6º semestre, que no había
visto para entonces nunca nada, ni
siquiera la mención de Victor Frankl, le pregunté a varios maestros “oye y ¿qué
onda con Victor Frankl?” y los maestros me contestaban “esto es psicología
barata”, “es psicología de puesto de
revistas”, “es apapachoterapia”, “no te metas en eso, son tonterías” y eso me
hizo tener una crisis vocacional, lo que me había hecho estudiar psicología
ahora resultaba que era una porquería. Ventajosamente la superé, creo. Hoy en
día Victor Frankl no me gusta, pero me parece importante que la gente lo
conozca, que la gente sepa lo que este señor proponía y qué pensaba. Entonces,
creo que el principal defecto de las Universidades en la carrera de psicología
es ese: o pasan por alto muchas
tendencias importantes en la actualidad o las desacreditan para convertirse en
monopolios de formas de pensar. En México, por ejemplo, casi en cualquier Universidad
podemos ver que es el psicoanálisis lo que más triunfa.
Pero
yo tengo la oportunidad de ir con frecuencia a Colombia a dar clases en
diferentes Universidades y la situación es similar a la de aquí. En Colombia
tampoco entienden ni saben qué es eso de la terapia existencial ni saben que
existe. Muchas veces me invitan a las Universidades a dar conferencias para
alumnos que nunca habían oído hablar de la terapia existencial, pero allí no es
el psicoanálisis lo que triunfa. En Colombia creen que el psicoanálisis ya no sirve,
ya pasó ya está superado ya no tendría nadie que estudiar psicoanálisis porque
eso es ya lo viejito. Creen que lo que hay que estudiar ahora es cognitivo
conductual, el 80% de las Universidades en Colombia son cognitivo conductuales.
Aquí en México es el psicoanálisis, en Colombia es cognitivo conductual. Están
diciendo que hay una escuela que es fundamental y que el resto no sirve. Este,
para mi gusto, es el defecto principal.
J. M. : ¿Cómo te llega el alumno universitario?
La
mayoría de alumnos de psicología llegan hartos de la manera en la que les han
estado enseñando la psicología. A veces llegan aquí no porque busquen la
perspectiva existencial, llegan aquí buscando lo que sea, que no sea
psicoanálisis. El problema está en este “lo que sea”, en nuestro país hay una
gama inmensa de escuelas y no siempre son serias, hay mucha cosa “patito”. Entonces,
cuando ven algo que medio suena serio se agarran de allí, aunque a lo mejor no
sea lo que más les interesa. Puedo decir que el 80% de estudiantes de psicología o egresados de
psicología que llegan con nosotros, están hartos del psicoanálisis. Y también
hay avidez: quieren saber más, conocer algo nuevo, conocer algo diferente. Pero
es más común el hartazgo que la avidez. Y llegan de otra manera más que a mi me
enoja un poco, llegan paranoides.
K. E.: ¿En qué sentido?
En
el sentido de que tienen la sensación de que “todo lo que diga puede ser usado
en mi contra”. Esto es algo que aprendimos todos los que estudiamos en Universidades
con tendencias psicoanalíticas, aparte de que a veces tuvimos maestros un poco
imbéciles a mi gusto que si decíamos algo nos lo interpretaban, además siempre
nos lo interpretaban de una manera patologizante. Esos maestros promovían un
ambiente entre los alumnos en dónde si alguien decía algo otro grupito podía
criticarlo con lentes de la psicopatología.
Es
muy difícil, por ejemplo, que los psicólogos participen muy fluidamente en
clase. Es muy común, que quien levante la mano sea un médico o un comunicólogo,
pero los psicólogos casi no levantan la mano para opinar. Y cuando les
preguntamos “¿qué pasa, por qué no opinan?” si le rascamos un poquito, muchos
terminan diciendo “tengo miedo, de que lo que diga sea visto como una tontería,
sea visto como algo que no debería de haber dicho o que encuentren algo de mi
propia vida por lo que dije, o que sepan algo de mí que no quería que supieran
por estarlo diciendo”. A eso me refiero con paranoides. Hay como un terrorismo
psicológico en las licenciaturas de psicología, porque las personas descubren
que lo que dicen puede ser usado en su contra y si se quedan callados también.
K.E. ¿ Por lo que dices, entiendo
que reciben alumnos de diferentes carreras?
Sí,
sobre todo en el primer año. El primer año de la formación aquí es un año en
filosofía existencial aplicado a la vida, entonces puede venir cualquier persona
mayor de edad, incluso si no tiene una licenciatura. Es muy rico ver, que haya
personas de todo tipo, porque eso hace que haya reflexiones de todo tipo que
podamos ver cómo se aplica la filosofía existencial a cualquier vivencia. Los
que quieren formarse como terapeutas, se quedan por dos años más. Es decir, la
formación en terapia existencial aquí en el círculo dura 3 años. Un primer año
que es el diplomado en filosofía y dos años que es la especialidad, que van a
ser maestría, esperemos en breve. Estos dos años que siguen, son específicamente
como terapeutas existenciales.
La
SEP pide que para dar papel de maestría tengan la carrera de humanidades, no
que sean psicólogos necesariamente. Nosotros pedimos lo mismo, pero si alguien
que no tiene una carrera de humanidades, quiere de todos modos hacer el estudio
con nosotros, no le cerramos las puertas, lo único que le decimos “pero no vas
a tener diploma de terapeuta existencial, pero puedes estudiar la formación con
nosotros igual”. Creemos y lo hemos visto que el estudio de la terapia
existencial puede ser muy enriquecedor, incluso para los que no quieren ser
terapeutas. Entonces, hay mucha gente que estudia con nosotros que no es
terapeuta y que no espera a ser terapeuta nunca. Entonces, los dejamos y son
gente que nos ayuda mucho, porque en el último año hay prácticas con los
compañeros. Esto es así: pasa la persona del grupo a ser terapeuta y alguien
del grupo mismo pasa a ser paciente, pedimos que tengan 4 sesiones seguidas. El
mismo terapeuta con el mismo paciente, es muy útil que haya gente de todo tipo,
así las prácticas se enriquecen muchísimo. Entonces, de alguna manera, ellos hacen un
servicio para nosotros y nosotros les ofrecemos la formación, aun cuando no les
demos el reconocimiento. Entonces, en realidad el estudio lo puede hacer cualquiera,
no cualquiera puede tener el papel.
J. M. : Yaqui, ¿de dónde nace la idea de
traer la corriente existencial a México?
Cuando
estaba en el 7º semestre que vi que no iba a encontrar en la carrera nada
relacionado con Victor Frankl y su libro “El
hombre en búsqueda del sentido”, tuve un buen maestro que me dijo: “eso no
lo vas a encontrar aquí, eso lo tienes que buscar por tu parte afuera”. Me dio
una explicación bonita y me dijo: “¿tú sabes cuántos años tiene la carrera de
psicología en la UIC?” (Yo era en ese entonces presidente de la sociedad de
alumnos de psicología de la UIC, entonces sabia alguna información .) Le dije: “lleva 16 años”. Entonces me dijo el
maestro: “si fuera una persona en ¿qué
etapa de su desarrollo estaría?” Yo: “la adolescencia”. “Ok, ¿cuál es la
característica básica de la adolescencia?” Yo: “la búsqueda de la identidad”. “Exacto. La UIC, la facultad de psicología de
la UIC está en su búsqueda de identidad y como todos los adolescentes cuando
están buscando su identidad suelen agarrar ídolos, la UIC agarró de ídolo a
Freud que es hacia donde se está desarrollando su identidad. Si tú quieres
estudiar algo diferente, lo tienes que hacer por tu lado”. Su explicación me sanó, porque yo estaba a
punto de abandonar la carrera.
Empecé a buscar por otros lados,
tomé un montón de cursos en diferentes lugares. Me fui a tomar cursos de
logoterapia, porque me había gustado Frankl, no me gustaron y me desilusionaron
mucho. Luego entré también a estudiar cursos de terapia corporal, no me
gustaron nada. Entré también a estudiar hipnosis ericksoniana, no me gustó
nada. También entré a estudiar psicodrama, no me gustó. Entonces, me fui con
los jungianos, no me gustó y así anduve por un rato, cuando de pronto fui a
tomar un curso de Gestalt y me fascinó.
Cuando
estaba en el último semestre de la carrera de psicología fui a hacer mi proceso
de inscripción al Instituto Gestalt y entré, hice el primer semestre de Gestalt
al mismo tiempo que el último semestre de la carrera en psicología. De tal manera que cuando yo
termino la carrera de psicología, le sigo en Gestalt. Entonces, terminé Gestalt,
y luego empecé a dar clases allí mismo, me sentía completamente gestaltista. En
esa época cambié de terapeuta y el nuevo terapeuta que tuve me decía con cierta
frecuencia a mitad de sesión: “ Yaqui, tú tienes que leer este libro”, - y señala un libro en su librero. Tanto me
insistió que me compré el libro que se llama “Psicoterapia existencial” de
Irvin Yalom. Como el libro es de 800 paginas, lo acomodé en mi librero, allí se
quedó dos años más hasta que lo agarré y lo leí y fue cuando volví a sentir lo
que había sentido años atrás cuando leí “El
hombre en búsqueda del sentido” de Victor Frankl”.
Volví
a sentir que se me movía todo, en ese entonces yo ya era terapeuta y no pude evitar
que algo de lo que había leído en el libro influyera en mí manera de dar
terapia. Y mis pacientes lo empezaron a notar y me empezaban a decir que querían más de eso ,
y eso era lo que yo había leído en el libro de Irvim Yalom. Entonces, me puse a
leer todos los libros de Irvin Yalom. Yalom hablaba mucho en sus libros de su maestro Rolo
May y también leí todos sus libros. Pero quería más. Me enteré que Yalom y May
formaron un trío junto con otro que se llama James Bugental, pero de él no hay
nada en español, pero sí en ingles, los conseguí , los leí todos, aún así yo
quería más. Entonces, me puse a buscar en internet, porque yo quería encontrar
un instituto que me entrenara en psicoterapia existencial.
Me
encontraba en el año 2000, hace 13 años no era tan fácil encontrar información,
pero encontré la pagina personal de Yalom
y había un link que decía “contacto”. Entonces,
le pique ahí, abrió para enviar
un e-mail, y le envíe un e-mail diciendo que ya leí todos sus libros, los de
May y los de Bugental y que me quiero
formar como psicoterapeuta existencial.
Él
me contestó, yo pensé que me contestaría una secretaría o asistente, pero quien
me contestaba era Irvin Yalom. Siempre me contestó de manera muy breve, en 2-3 renglones, esa vez me escribió: “Hasta donde yo sé esto no se enseña en ningún
lugar del mundo”, - pero me había contestado Yalom, era como si me hubiera
contestado Luís Miguel, ¡era mi ídolo! Entonces, volví a escribir y le
pregunté: “¿Pero y tú? ¿Tú no lo enseñas?”. Me contestó diciéndome: “No,
estoy casi retirado, solamente escribo y estoy con mis pacientes y solo
me conservo una clase en Stanford y es sobre terapia de grupo y además es
exclusivo para psiquiatras”. A eso yo le digo: “No puede ser , si tú no lo
enseñas, tú que eres uno de los lideres mundiales del modelo, y por lo visto ya
no hay nadie quien lo enseñe, esto se va a morir”. Me contesta y me dice: “En
mayo voy a dar un par de talleres, si quieres asiste a ellos”.
Me
inscribí, me fui a los talleres, éramos 500 o más personas. Tomé los dos taller
que se impartieron, las dos conferencias, un congreso y al final del segundo
taller , me le acerque y le dije: “Yo
soy Yaqui, él que te escribe de
México”. “Sí claro! Que bien que sí
pudiste venir”, - me contestó. Yo soy un poco atrevido, así que le dije: “Te
invito a cenar”. Previendo que él podía decirme que no, le dije: “ Me imagino
que cenas, así que te propongo algo, cenemos aquí mismo en el hotel (era el
Hilton), y así conversamos un poco
más”. Y que acepta.
Ya
en la cena le conté un poco de mi historia en la psicología y le dije que no
existía para mí perspectiva más apasionante que la perspectiva
existencial. Quiero más, quiero
aprenderlo, pero ¿dónde? No puede ser
que no lo pueda aprender en cualquier lado.
Entonces, él me dio una respuesta,
me dijo: “Hazlo tú”. Recuerdo bien las palabras “The best way to learn is to
teach” (“la mejor manera de aprender es enseñar”). En ese entonces estaba dando
clases de Gestalt, yo le decía a muchos de mis amigos, que entendí y aprendí
Gestalt cuando empecé a enseñarlo. Él me dijo que la mejor forma de aprender es
enseñar, dije: “Bueno, pero me ayudas,
yo hago un programa y ¿tú me dices si esta bien o no?”. Me dijo: “Sí, mándamelo por e-mail”.
Llegué
a México, elaboré el programa que a mí me hubiera gustado estudiar y se lo
envié. Él me contestó: “Mira, se ve bien, pero creo que tendrías que
agregarle esto y esto, te sugiero que leas tal y tal”. Yo me movía a conseguir los libros, a veces me
recomendaba libros que ya ni existían o que solo estaban en ingles y como podía
los conseguía, los leía y luego le volvía a escribir. “Muy bien”, - me decía, -
“me quedé pensando en que también valdría la pena que le anexaras tal cosa”. Así
estuvimos 2 años en que nos escribíamos como cada 3 meses, tampoco muy seguido,
yo me tardaba en conseguir el libro, en leerlo, entonces cada tres meses
durante 2 años yo mandaba una idea y él me decía “Sí, pero auméntale tal cosa, corrígele
eso, léete otro libro, etc”. Nunca tuvimos una discusión teórica, nunca le escribí
preguntando qué significaba lo que cierto autor decía, pero me decía qué leer y
en qué orden.
En
cierta manera era mi maestro, en septiembre del 2002, tengo las fechas
perfectamente memorizadas, me dijo: “Ya
se ve muy bien, adelante”. Tenía yo dos grupos de supervisión de casos en Gestalt,
de estos dos grupos se formó un primer grupo. Hubo 14 personas que me dijeron:
“Yo quiero”. Arrancamos un sábado al mes, 12 horas con 2 horas de comer, nos veíamos de 9 a 9 los sábados en mi casa, en la sala de mi casa les daba la clase.
Como
a los 3 meses, me llegaron otras 6
personas y me dijeron: “Yaqui, a nosotros también nos gustaría estudiar, dicen que está padrísimo el curso”. Yo les
dije: “Ya vamos muy avanzados, llevamos 3 módulos de 12”. A lo cual me
contestaron: “Formamos un grupo”.
Entonces
arranqué un segundo grupo con 10 personas, así que ya tenía dos sábados
ocupados al mes. Al rato llegaron otras dos personas interesadas en estudiar,
les dije que tenían que formar un grupo mínimo de 20, nunca pensé que lo
juntarían. A los quince días me llamaron y me dijeron que eran 24. Ya con 3
grupos activos, abrí un concurso y les dije: “Le regalo un mes de estudio al
que me de el mejor nombre para esto”. Un alumno me dio el nombre de “Círculo de
estudios en psicoterapia existencial” y fue el que más me gustó. Lo bautizamos,
lo registré y un amigo mío, que es pintor, me hizo el logo. Ya con esos 3
grupos decidí que lo iba hacer formalmente para abrir cada semestre un grupo.
K.E.: ¿Que le recomendarías a un alumno que
estuviera interesado en estudiar en el Círculo?
Le
recomendaría que si todavía no son las inscripciones, que se acerque a las
actividades alternas: a las conferencias que tenemos, al cineclub (el último viernes
de cada mes se ve una película y se comenta desde la perspectiva existencial o
desde otras perspectivas), yo doy una
conferencia cada dos meses sobre diferentes temas. Si quieren leer les recomendaría
el libro “El día que Nietzsche lloró” de Yalom.
K. E.: ¿Quién más, aparte de ti,
imparte las clases?
Somos
actualmente cuatro maestros. Me di cuenta que no podía dar clases solamente yo por
varias razones, entre ellas el tiempo y el desgaste. Pero, lo más importante,
es que la gente no tiene que ver solamente el existencialismo según Yaqui. Entonces
a algunos de los alumnos mas avanzados y a otros que repitieron el diplomado (hay
gente que ha estudiado el mismo programa 5 o 6 veces por gusto) los invité a
dar clases.
Para
el próximo semestre, vamos a empezar a entrenar maestros, entonces los
interesados vendrán de adjuntos de los maestros que estamos ahora por un
semestre o dos; poco a poco irán probando dar clases solos pero siempre bajo la
supervisión de alguien más.
J. M. : ¿Cómo se forma el alumno
en el círculo?
En
términos académicos el alumno va a encontrar mucha filosofía, pero una filosofía distinta a como la dan en
la preparatoria o en otros lugares (que puede provocar aburrición), es una filosofía viva y la gente termina
amándola. Una segunda cosa con la que se va a encontrar el estudiante, es una
comunidad que considera que es importante leer y estudiar, conocer más, que
piensa que el conocimiento es un valor importante. También buscamos un ambiente
emocionalmente receptivo. Tenemos una buena biblioteca, me gusta mucho
presumirla, tenemos 3080 libros principalmente de temas existenciales que están
disponibles para los alumnos. Otra cosa que tenemos es un espacio en donde la
gente se siente como en casa y eso nos gusta mucho. De repente hay gente que
dice: “Tengo que estar a las 6 de la
tarde en otro lugar, pero son las 3, ¿puedo
ir al circulo un rato?” Nosotros estamos encantados con eso. Solo ofrecemos
café, la gente viene, se toma su café, se quedan en la biblioteca o suben a la terraza.
Esa casa es nuestra no mía, de todos los que estudiamos y trabajamos aquí.
Aspiramos a un centro que respete y valide las
diferencias, aunque en mis clases yo
defiendo la mirada existencial con uñas y dientes, eso no significa que estoy
criticando otras o que las demás no sirven , sino que nos interesa mucho valorar
gente que piense diferente y que tenga otras ideas, que de pronto puedan no
estar de acuerdo y expresarlo sin miedo.
J.M.: ¿Qué es lo que hace la
corriente existencial diferente?
Hay
dos ideas principales, que mencioné anteriormente: por un lado está el tema filosófico junto
con la invitación a pensar, mientras que
por otro lado está lo relacional. Como una tercer idea a tomarse en cuenta en
este enfoque, está el valor por la tragedia humana. La mirada existencial
sugiere que todos los seres humanos, sin excepción, vamos a pasar varias veces
en la vida por momentos difíciles. Muchos modelos psicológicos parecen desear
evitarlos o trascenderlos lo más rápido posible o inclusive crear herramientas
para no caer en ellos. Nosotros pensamos
que es de esos momentos de donde surge lo mejor de nosotros; hay que aprender a
estar en esos momentos, hay que aprender a vivirlos.
Eso
no significa que saquemos el látigo ni que seamos pesimistas, tarde o temprano
va haber una situación desagradable para nosotros. Ojalá y no queramos huir de
ella, ojalá y podamos aprender lo mejor de ella, porque de ese tipo de
experiencias surge lo mejor de nosotros.
www.psicoterapiaexistencial.com
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