Autora: Laura Daniela Mercado Cisneros.
2013
LA SUBJETIVIDAD DEL VACÍO
La forma en la que podemos comprender el
vacio puede cambiar de persona en persona. Me gustaría hacer un recorrido de cómo
diferentes culturas y autores pueden
entender y explicar el vacío, de tal
forma que se le da un lugar importante dentro de la psicología clínica.
Las diversas de ideas
que hacen de la interpretación del vacío conceptos subjetivos y diferentes, nos
pueden mostrar que existen coincidencias y que a partir de ellas se plantean
teorías y una forma de explicar la existencia. La visión oriental ve el vacío
en relación a lo viviente, el cual está asociado a lo divino, lo divino por lo valioso,
por lo eterno y supremo. El Tao explica
cómo el vacio sin forma definida puede adquirir cualquier otra; así mismo el
Tao implica el infinito, pero también lo trascendental y la creatividad. El
vacio también puede ser en esta cultura, igualado a la concepción del cero, así
como a la representación simbólica de la nada y de lo que no puede ser agrupado,
pero sí nombrado, como la esencia de la vida de todas las formas.
Por otro lado, la
concepción occidental del vacío está en una relación caótica en cuanto a la
nada, incluso a la inexistencia física y material de lo que no se puede ver. Si
hablamos en relación a esto podemos dirigirnos a la definición que maneja J.A.
Miller en el libro “El banquete de los analistas”,
donde señala que la angustia se enmarca en la nada en tanto es ligada a ciertos
límites, mismos que dan un lugar, un nombre
y un símbolo representado por el cero. La angustia está representada por un
marco de símbolos conceptualizados como vacios en cada persona.
Hablando de la
angustia en el ser, Heidegger conceptualiza a un ser que vive en el mundo
social y natural, que es enfrentado a diferentes procesos ante la muerte que es
lo único certero, pero entonces se pregunta ¿cómo trascender?, ¿como darle un
sentido a la vida? Octavio Paz opina al respecto diciendo que la vida plena no
es posible sin una muerte con sentido: “La vida solo se justifica y trasciende
cuando se realiza en la muerte, porque es definitiva. “¿Qué me importa la
muerte, si no me importa la vida?”, - agrega el autor. Heidegger también
explica que el Ser es un lugar de cuestionamiento para el hombre, donde el
hombre vive con la muerte y la angustia refugiados en él, a lo que denominó “ser-en-el-mundo”
ó “Dasein”. Heidegger sitúa la
angustia del lado del “Dasein” y
Freud la ubica en relación con la angustia a la castración, lo que Lacan
llamaba la “falta en ser”
Comprendamos la existencia
desde el inicio, en donde está incompleta y no tiene un punto de partida, ni
tampoco algo que establezca un objetivo que la pueda sostener, como algo que
está inmerso en un continuo movimiento de donde se relaciona con la vida.
Esta existencia
está precedida por lo que Heidegger llama el “ser-en-el-mundo” donde se pregunta ¿porqué y ante qué se angustia la
angustia? Y nos da un encuentro con una
respuesta ante la nada, siendo ésta una nada activa, una nada que interpela, y que
podría equivaler a la castración en sentido psicoanalítico, donde se presenta
la angustia. La angustia revela dos cosas: una la nada y otra el mundo, y es
gracias a que se nos revela la nada, que se nos revela también nuestro lugar en
el mundo, la estructura del “ser-en-el-mundo”.
Me gustaría
señalar como una coincidencia entre todos los autores mencionados, que la
angustia se presenta en relación con el deseo que impulsa y crea movimiento
siempre partiendo de esta nada, de este vacío y de esta angustia.
Lacan dice que la angustia
está asociada al deseo, y que este se origina cuando el sujeto es confrontado a
la falta, es decir que la angustia está en el puente entre el deseo y el goce,
entendiendo el goce como cuestión pulsional a la muerte, no siempre biológica,
que existe en el lugar cómodo, donde no se origina el movimiento ni la
creatividad.
Reflexionando
acerca de la angustia me gustaría abarcar también la contemporaneidad, el ¿cómo
es que vivimos la angustia actualmente? Me parece importante ubicar algunas
características del contexto en el que nos encontramos inmersos, que desde el
punto de vista de Massimo Recalcati en su texto “Clínica del vacío. Anorexias, dependencias, psicosis una articulación
en relación a su concepción del vacío y de la falta” nos señala y explica
la diferencia entre una clínica de la falta y una clínica del vacío, ubicando
la clínica de la falta del mismo lado de la clínica de las estructuras
neuróticas, donde la falta es una clínica del deseo inconsciente, de la
represión y del retorno de lo reprimido, del síntoma y de la división del
sujeto. Es decir, se trata de las formaciones del inconsciente, de la
estructura neurótica.
Por otro lado, la
clínica del vacío resulta ser crucial en la clínica psicoanalítica
contemporánea, donde los llamados “nuevos síntomas” (anorexia, bulimia,
toxicomanías, ataques de pánico, alcoholismo y depresión) parecen definirse a
partir de un problema que afecta directamente a la constitución narcisista del
sujeto. Allí es donde estos “nuevos síntomas” se juegan como el todo. Este
autor propone una serie de rasgos de la clínica del vacío con formas y modos
que están inmersos en la desconexión entre el sujeto y el Otro y las diferentes
declinaciones que puede asumir el rechazo del Otro en la época de lo simbólico
contemporáneo, donde el parecer es más valioso que el ser, dando un sentido a
lo material físico donde no hay un vacío real.
Para concluir, los
“nuevos síntomas” son un tanto paradigmáticos
de esta época, en la que impera el rechazo de su propio saber, donde permanecen
los ideales y se quiere llegar al ideal de una perfección, dando una semblanza
de la no falta, del no vacío, llenándolo de simbolismos
materiales; en donde también los valores han cambiado y la cultura se ha vuelto
consumidora, se carece de responsabilidad en cuanto a las acciones, y, por supuesto,
en estos nuevos síntomas existe en su particularidad una necesidad de vacío. La
anorexia y la bulimia provocan este vacío de forma corporal, la función de la necesidad de vacío en las
toxicomanías, ataques de pánico, alcoholismo y depresión se representa de
diferente de forma. Sin embargo, de lo
que se trata es justamente es de no
crear movimiento a esa angustia, de quedarse en ese goce, en cuanto a la necesidad
de ese vacío, pero que al mismo tiempo crea una respuesta a su existencia.
Junio, 2013
Junio, 2013
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