martes, 16 de julio de 2013

La subjetividad del vacío


Autora: Laura Daniela Mercado Cisneros. 2013  


                                                  LA SUBJETIVIDAD DEL VACÍO

La forma en la que podemos comprender el vacio puede cambiar de persona en persona. Me gustaría hacer un recorrido de cómo diferentes culturas y autores  pueden entender y explicar el vacío, de tal forma que se le da un lugar importante dentro de la psicología clínica.
Las diversas de ideas que hacen de la interpretación del vacío conceptos subjetivos y diferentes, nos pueden mostrar que existen coincidencias y que a partir de ellas se plantean teorías y una forma de explicar la existencia. La visión oriental ve el vacío en relación a lo viviente, el cual está asociado a lo divino, lo divino por lo valioso, por lo eterno y supremo. El Tao  explica cómo el vacio sin forma definida puede adquirir cualquier otra; así mismo el Tao implica el infinito, pero también lo trascendental y la creatividad. El vacio también puede ser en esta cultura, igualado a la concepción del cero, así como a la representación simbólica de la nada y de lo que no puede ser agrupado, pero sí nombrado, como la esencia de la vida de todas las formas.
Por otro lado, la concepción occidental del vacío está en una relación caótica en cuanto a la nada, incluso a la inexistencia física y material de lo que no se puede ver. Si hablamos en relación a esto podemos dirigirnos a la definición que maneja J.A. Miller en el libro “El banquete de los analistas”, donde señala que la angustia se enmarca en la nada en tanto es ligada a ciertos  límites, mismos que dan un lugar, un nombre y un símbolo representado por el cero. La angustia está representada por un marco de símbolos conceptualizados como vacios en cada persona.
Hablando de la angustia en el ser, Heidegger conceptualiza a un ser que vive en el mundo social y natural, que es enfrentado a diferentes procesos ante la muerte que es lo único certero, pero entonces se pregunta ¿cómo trascender?, ¿como darle un sentido a la vida? Octavio Paz opina al respecto diciendo que la vida plena no es posible sin una muerte con sentido: “La vida solo se justifica y trasciende cuando se realiza en la muerte, porque es definitiva. “¿Qué me importa la muerte, si no me importa la vida?”, - agrega el autor. Heidegger también explica que el Ser es un lugar de cuestionamiento para el hombre, donde el hombre vive con la muerte y la angustia refugiados en él, a lo que denominó “ser-en-el-mundo” ó “Dasein”. Heidegger sitúa la angustia del lado del “Dasein” y Freud la ubica en relación con la angustia a la castración, lo que Lacan llamaba la “falta en ser”
Comprendamos la existencia desde el inicio, en donde está incompleta y no tiene un punto de partida, ni tampoco algo que establezca un objetivo que la pueda sostener, como algo que está inmerso en un continuo movimiento de donde se relaciona con la vida.
Esta existencia está precedida por lo que Heidegger llama el “ser-en-el-mundo” donde se  pregunta ¿porqué y ante qué se angustia la angustia?  Y nos da un encuentro con una respuesta ante la nada, siendo ésta una nada activa, una nada que interpela, y que podría equivaler a la castración en sentido psicoanalítico, donde se presenta la angustia. La angustia revela dos cosas: una la nada y otra el mundo, y es gracias a que se nos revela la nada, que se nos revela también nuestro lugar en el mundo, la estructura del “ser-en-el-mundo”.
Me gustaría señalar como una coincidencia entre todos los autores mencionados, que la angustia se presenta en relación con el deseo que impulsa y crea movimiento siempre partiendo de esta nada, de este vacío y de esta angustia.
Lacan dice que la angustia está asociada al deseo, y que este se origina cuando el sujeto es confrontado a la falta, es decir que la angustia está en el puente entre el deseo y el goce, entendiendo el goce como cuestión pulsional a la muerte, no siempre biológica, que existe en el lugar cómodo, donde no se origina el movimiento ni la creatividad.
Reflexionando acerca de la angustia me gustaría abarcar también la contemporaneidad, el ¿cómo es que vivimos la angustia actualmente? Me parece importante ubicar algunas características del contexto en el que nos encontramos inmersos, que desde el punto de vista de Massimo Recalcati en su texto “Clínica del vacío. Anorexias, dependencias, psicosis una articulación en relación a su concepción del vacío y de la falta” nos señala y explica la diferencia entre una clínica de la falta y una clínica del vacío, ubicando la clínica de la falta del mismo lado de la clínica de las estructuras neuróticas, donde la falta es una clínica del deseo inconsciente, de la represión y del retorno de lo reprimido, del síntoma y de la división del sujeto. Es decir, se trata de las formaciones del inconsciente, de la estructura neurótica.
Por otro lado, la clínica del vacío resulta ser crucial en la clínica psicoanalítica contemporánea, donde los llamados “nuevos síntomas” (anorexia, bulimia, toxicomanías, ataques de pánico, alcoholismo y depresión) parecen definirse a partir de un problema que afecta directamente a la constitución narcisista del sujeto. Allí es donde estos “nuevos síntomas” se juegan como el todo. Este autor propone una serie de rasgos de la clínica del vacío con formas y modos que están inmersos en la desconexión entre el sujeto y el Otro y las diferentes declinaciones que puede asumir el rechazo del Otro en la época de lo simbólico contemporáneo, donde el parecer es más valioso que el ser, dando un sentido a lo material físico donde no hay un vacío real. 
Para concluir, los “nuevos síntomas” son un  tanto paradigmáticos de esta época, en la que impera el rechazo de su propio saber, donde permanecen los ideales y se quiere llegar al ideal de una perfección, dando una semblanza de la no falta, del no vacío, llenándolo de simbolismos materiales; en donde también los valores han cambiado y la cultura se ha vuelto consumidora, se carece de responsabilidad en cuanto a las acciones, y, por supuesto, en estos nuevos síntomas existe en su particularidad una necesidad de vacío. La anorexia y la bulimia provocan este vacío de forma corporal,  la función de la necesidad de vacío en las toxicomanías, ataques de pánico, alcoholismo y depresión se representa de diferente de forma.  Sin embargo, de lo que se trata es justamente es de  no crear movimiento a esa angustia, de quedarse en ese goce, en cuanto a la necesidad de ese vacío, pero que al mismo tiempo crea una respuesta a su existencia.
                                                                                                                               
                                                                                                                                Junio, 2013

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